
El acogimiento familiar es una oportunidad para que niños, niñas y adolescentes en situaciones vulnerables crezcan en un entorno afectivo y estable. Sin embargo, la construcción del vínculo en este proceso puede requerir paciencia, comprensión y compromiso por parte de la familia acogedora. Crear un vínculo seguro no solo favorece su bienestar emocional, sino que también les ayuda a desarrollar confianza y una visión positiva de sí mismo. En este artículo, exploramos cómo fortalecer el vínculo en el acogimiento familiar, asegurando un proceso de integración basado en el respeto, la comunicación y el acompañamiento emocional.
Acogimiento familiar y vínculo afectivo: recomendaciones
El vínculo afectivo no se genera de inmediato, sino que se construye día a día a través de experiencias compartidas y un ambiente seguro. Para lograrlo, es fundamental que la familia acogedora entienda las necesidades emocionales de las niñas y niños y les brinde el apoyo necesario en su proceso de adaptación. A continuación, presentamos algunas claves esenciales para fortalecer la relación en el acogimiento familiar.
1. Estabilidad y rutina
Un entorno estable y predecible les brinda seguridad durante el acogimiento. Establecer horarios regulares para las comidas, el descanso y las actividades diarias ayuda a reducir su ansiedad y facilita la adaptación a la nueva familia.
Además, es importante mantener una actitud constante y coherente en las normas del hogar. Esto no significa rigidez, sino proporcionar una estructura en la que sepan qué esperar y puedan desarrollar confianza en su entorno.
2. Paciencia y empatía
Cada niña y niño tiene una historia única, y es fundamental respetar su tiempo de adaptación. Es normal que al principio muestren resistencia o inseguridad, pero con paciencia y empatía, poco a poco construirán un vínculo afectivo con su nueva familia.
Comprender sus emociones, validar sus miedos y acompañarles sin presionarles a sentirse de una determinada manera permitirá que la conexión afectiva se desarrolle de manera natural. La clave está en ofrecer apoyo incondicional sin exigir respuestas inmediatas.
3. Comunicación afectiva
El uso de un lenguaje claro, cálido y cercano contribuye a generar confianza y seguridad. Expresar cariño con palabras y gestos sencillos, como sonreír o preguntar cómo se sienten, ayuda a fortalecer la conexión emocional.
Es recomendable evitar expresiones ambiguas o demasiado rígidas. Frases como «aquí estamos para ti» o «te escuchamos siempre que lo necesites» transmiten apoyo y refuerzan la sensación de pertenencia dentro del hogar.
4. Escucha activa
Validar sus emociones es esencial para su bienestar emocional. La escucha activa implica prestar atención sin interrumpir, hacer preguntas abiertas y demostrar interés genuino por lo que expresan.
Cuando sienten que su voz es escuchada y respetada, su confianza en la familia acogedora crece. Es importante evitar respuestas que minimicen sus sentimientos y, en su lugar, mostrar comprensión y apoyo.
5. Tiempo de calidad
Compartir momentos del día a día ayuda a crear y fortalecer la conexión afectiva. No se trata solo de la cantidad de tiempo, sino de la calidad de las interacciones. Actividades como leer juntos, jugar, cocinar o simplemente conversar sobre el día son oportunidades valiosas para conectar.
Cada niño, niña o adolescente tiene intereses distintos, por lo que es recomendable descubrir qué les gusta y planear actividades que les resulten agradables. El tiempo compartido fortalece la confianza y el sentido de pertenencia.
6. Validar y motivar
Reconocer los logros y esfuerzos, por pequeños que sean, contribuye a reforzar su autoconcepto. Un simple «cuéntame cómo lo has hecho» o un «me alegra verte intentarlo» puede marcar una gran diferencia en la seguridad emocional de los niños, niñas y adolescentes acogidos.
La validación también ayuda a construir un ambiente donde se sientan vistos. En lugar de centrarse en los errores, es recomendable destacar sus esfuerzos y fomentar su autonomía con palabras de aliento.

7. Respeto por su historia y origen
Cada niño, niña y adolescente tiene un pasado que forma parte de su identidad. Es fundamental permitirles hablar de su historia sin juicios ni silencios incómodos. Escucharles y validar sus recuerdos les ayuda a integrar su experiencia de vida con la nueva etapa que están viviendo.
Evitar comentarios negativos sobre su historia o familia de origen es esencial. En su lugar, se les puede animar a compartir lo que deseen y que sientan que su pasado es una parte valiosa de quiénes son.
8. Acompañamiento emocional
En momentos de angustia, tristeza o inseguridad, es importante ofrecer apoyo sin presionar. Preguntar cómo se sienten, estar presentes y demostrar comprensión puede ayudarles a gestionar mejor sus emociones.
Muchas veces, estas niñas y niños han vivido situaciones difíciles y pueden experimentar miedo al rechazo. La familia debe transmitirles que sus sentimientos son válidos, que cuentan con un espacio seguro para expresarse y que su apoyo es incondicional.
9. Coordinación con profesionales
El acompañamiento de psicólogas, educadoras y trabajadoras sociales es clave en el proceso de acogimiento. Contar con el apoyo de profesionales permite comprender y abordar mejor sus necesidades emocionales y entender su comportamiento.
No hay que temer pedir orientación cuando surjan dudas o dificultades. La crianza en acogimiento es un proceso en el que la formación y el asesoramiento pueden hacer una gran diferencia en el bienestar de toda la familia.
10. Flexibilidad y adaptación
Cada niño, niña o adolescente tiene su propio ritmo para construir un vínculo afectivo. La familia acogedora debe estar dispuesta a adaptarse a sus necesidades, sin forzar situaciones ni esperar resultados inmediatos.
La flexibilidad permite que la relación se desarrolle de forma natural. Si en algún momento necesitan más espacio, hay que respetarlo; si requieren más cercanía, hay que brindársela con empatía. La clave está en acompañar su proceso con respeto y amor.
El acogimiento familiar es una oportunidad para que crezcan en un entorno seguro y afectivo, pero la construcción de la conexión requiere tiempo, dedicación y comprensión. Siguiendo estas claves, las familias pueden ayudarles a sentirse parte de un hogar donde son valorados y escuchados.
En este proceso, el programa En Familia desempeña un papel fundamental, ofreciendo apoyo y orientación a las familias acogedoras y gracias a la formación y acompañamiento, se facilita la integración y el bienestar de las niñas y niños durante el proceso de acogida.